Recordando Cerro Azul Blog
Un recuerdo que tengo grabado en mi memoria, son los paseos a Cerro Azul antes de que iniciara el año escolar. En Panamá, las clases inician casi terminando la estación seca.
Antes el lago no tenía nada alrededor, permitiendo dar un paseo junto a él sin problema. La última vez que fui, hay tantas construcciones alrededor que poco es lo que se logra ver del lago.
Mis recuerdos son de un lugar poco habitado, agradable y sin sentirnos en medio de la selva. Porque a pesar de no estar habitado, no se sentía como estar en el interior tampoco.
Era esa mezcla extraña, agradable y diferente de ciudad con vegetación sin llegar a exagerar. El aire puro ayudaba a relajarse, para llenar los pulmones de un aire fresco y relajante.
Sin el ruido de la ciudad, ni el estrés o la vida ajetreada porque era como si se detuviera el tiempo. Cada vez que iba con mi familia no quería que el día acabara, no sólo porque el día siguiente empezaba el colegio sino por las memorias.
Algunas veces de las que estuve en época lluviosa la neblina bajaba tanto que uno no podía ni verse la mano, igual que en las películas. En una ocasión estaba en una casa que tenía una terraza sobre el lago, cuando la neblina bajó.
En ese momento no se lograba ver bien nada, ni mis manos que las tenía en frente. No niego que me dio algo de miedo, porque era la primera vez que estaba entre las nubes por decirlo de alguna manera.
No tengo como explicarlo, porque es una sensación de caminar entre algo más denso que el humo. Ya que se sentía algo de resistencia para atravesar la neblina, sin limitar la movilidad.
La temperatura bajó bastante, mientras duró la neblina que en unos minutos fue desapareciendo. Volviendo todo a la normalidad, lo que sucedió en un día bastante lluvioso.
Luego de terminar el paseo, al regresar se veían los múltiples colores del atardecer. Que hacían aún más mágica la experiencia, los colores variaban desde un naranja intenso casi rojo hasta los tonos más pasteles.
Hasta la última vez que fui, se mantenía por lo menos algo del clima y algo puro el aire. No como cuando iba hace unos años, pero más limpio que la contaminación de la ciudad.
El ruido, tráfico y estrés todavía se mantiene mucho menos que en la ciudad. Lo que lo hace un lugar agradable, para visitar disfrutando un poco la posibilidad de relajarse.
Realizar paseos en familia, crea recuerdos que duran en el tiempo para tener memorias para contar a futuras generaciones. Además, que unen a la familia al convivir momentos relajados disfrutando la compañía mutua.
Porque vivir solamente en el estrés del día a día puede causar fricciones, que la naturaleza ayuda a reducir. Al estar sin estrés uno se comporta distinto, porque se siente feliz y libre en medio de la naturaleza.
Tratemos de al visitarlo, llevarnos nuestra basura para mantener el lugar lo mejor posible por muchos años más. No destruirlo porque luego no quedará, la posibilidad de un lugar para desestresarse tan cerca de la ciudad.
¿Has visitado Cerro Azul en Panamá? O algún otro sitio que permita estar cerca de la ciudad libre de ruido, contaminación y estrés. Puedes mencionarlo en los comentarios, o algún otro lugar que te haya permitido experimentar algo parecido.